El Mundo del Asado #1
22 de abril de 2025
De las reuniones familiares al mundo del catering gourmet, Sebastián Mendoza se ha consolidado como un referente del asado contemporáneo. Su cocina fusiona tradición y creatividad, transformando cada plato en una experiencia emocional. En esta entrevista, nos abre las puertas a su historia, su técnica y su pasión.
— Sebastián, ¿cuándo comenzaste a vincularte con la cocina de forma más profunda?
Desde que tengo memoria, la cocina fue parte de mi vida. Me crié en una familia donde el asado era mucho más que una comida: era un ritual. Cada reunión tenía el aroma del fuego y el calor humano que solo una buena mesa compartida puede dar. Ahí entendí que la comida une, crea recuerdos y habla de quienes somos.
— ¿Cómo influyó esa base familiar en tu camino como profesional del catering?
Fue clave. No solo me brindó conocimientos técnicos, sino una forma de entender la cocina como un acto de amor. Con el tiempo, sentí la necesidad de llevar esa pasión más allá, y encontré en el catering una forma de hacerlo: mantener lo íntimo del asado familiar, pero a una escala mayor, donde cada evento también es único e irrepetible.
— ¿Qué es lo que distingue tu estilo a la hora de preparar un asado?
Mi enfoque está en fusionar la técnica clásica con detalles contemporáneos. Respeto profundamente las tradiciones, pero siempre estoy buscando cómo innovar sin perder la esencia. Me gusta experimentar con distintos tipos de leña, marinados y cortes, pero sin que eso opaque la historia detrás de cada plato. Porque cada preparación tiene que contar algo.
— ¿Dirías que la innovación es parte esencial de tu proceso creativo?
Totalmente. Soy una mente inquieta. Cada vez que estoy frente a la parrilla, veo una oportunidad para aprender algo nuevo. Me encanta jugar con combinaciones inusuales, probar tendencias internacionales y reinterpretar recetas tradicionales. No busco cambiar por cambiar, sino enriquecer lo que ya es valioso.
— Hablás mucho de los detalles. ¿Por qué son tan importantes para vos?
Porque ahí está la diferencia entre lo bueno y lo memorable. Desde el tipo de fuego hasta la presentación final del plato, todo cuenta. Conocer a fondo los cortes, entender los tiempos de cocción, trabajar con ingredientes frescos y tratarlos con respeto… todo eso construye un plato que no solo alimenta, sino que también emociona.
— ¿Cuál es el consejo que más compartís con quienes están empezando en el mundo del asado?
Siempre les digo: “Conocé tu fuego, respetá la tradición y atrévete a innovar.” La paciencia es fundamental. El asado no es una receta, es una experiencia. Cada vez que encendés las brasas, estás empezando de nuevo. Hay que estar presente, conectar con el proceso y entender que cocinar también es contar una historia.
— ¿Qué te gustaría que la gente recuerde después de probar tus platos?
Que se lleven un recuerdo. Que ese sabor los conecte con algo íntimo: una reunión, una persona, una emoción. Porque la cocina, al final del día, es eso. Es cultura, es identidad, es memoria. Y si logro que alguien se emocione con un bocado, entonces mi trabajo está hecho.
Dominar el tipo de leña, la intensidad del calor y los tiempos de cocción marca la diferencia. El fuego no se impone, se entiende.
Sebastián transforma el asado en una experiencia que conecta con la memoria, la identidad y el arte de compartir. Por eso, sus palabras son una guía valiosa para quienes buscan cocinar con propósito y dejar huella en cada encuentro alrededor del fuego.
Cociná con amor y propósito: “Una comida bien hecha puede crear recuerdos, contar historias y emocionar. Eso es lo que transforma un plato en una experiencia inolvidable.”
Respetá la tradición, pero animate a innovar: “Jugá con marinados, cortes y sabores. La clave está en no perder la esencia, sino enriquecerla.”
El asado es experiencia, no solo técnica: “Cada vez que encendés las brasas, estás empezando de nuevo. Conectá con el momento y cociná con intención.”